Una reflexión sobre el libro del mismo nombre.
¿Alguna vez han odiado un concepto y no a la producción? Me pasa muy a menudo. A diario noto que mis críticas más acérrimas a ciertas cosas es contra conceptos, no contra producciones. Así, no odio cosas como Crepúsculo (realmente soy bastante neutro), sino que odio que haya instalado ese concepto de amor posesivo y celoso como algo deseable; o no odio 50 Sombras de Grey o 365 tanto como odio las narrativas que defienden e impulsan. Y no, no creo nunca hablar de eso… ya hay mucha gente que lo ha hecho y de manera magistral. Bueno, este no es uno de esos casos… del todo.
[Alerta de Contenido: Abuso Sexual, Abuso de Sustancias, Autolesion, Trastornos de la Conducta Alimentaria, Suicidio y Depresion]
AVISO: Es de mis artículos que pueden ser no aptos para todo público, y aunque está bloqueado por edad y procuro no caer en menciones gratuitas o explícitas, este tema es complejo y por ello, recomiendo discreción. Y que si ALGO de lo de allí arriba les hace ruido, por favor, se lo salten.
Anticipo, por sí saltaron el disclaimer, esta crítica trabaja temas complicados que pueden ser no aptos para todo público. Que voy a hablar de cosas feas. Que si saben de qué trata el libro saben de qué voy a hablar, por encima, porque no soy un experto ni de broma. Que solo mencionare las temáticas sin ahondar en ellas porque ese no es mi fin, pero es parte inalienable de la obra y no me lo puedo saltar. Y que internet nunca debe ser el lugar en el que buscan información de este tema… creo que esa es la única moraleja salvable del libro.
Recientemente cuando escribí esto originalmente Rachel Oates (alguien que sigo y probablemente nunca lea esto) hizo un excelente video sobre el tema: intención contra resultado. Precisamente hablando de una temática que trabaja el libro, la autolesión; en referencia a un poema de una conocida youtuber de habla inglesa que trabaja la temática de una forma bastante insensible. Un comportamiento del que siento que no se habla lo suficiente, así que si tienen un tiempo, vayan a ver su video. Y no me refiero a la autolesión… me refiero a la irresponsabilidad autoral… y editorial. Este no es uno de esos rants en los que hablo intentando impulsar buenas prácticas, este es uno en el expongo malas prácticas. Algun dia, quizas, pueda hablar de estas temáticas, sobre las que considero necesario discusiones y sobre las que no está mal escribir ficción de realidades… porque hacer de cuenta que no existen no es la solución. Pero romantizarlas… tampoco.
Abzurdah es un libro que leí en un club de lectura. Que agradezco que existiera porque la responsabilidad del debate final es lo que me impulsó a terminarlo, sino, todavía estaría a medias. Y que me ha dejado muchas sensaciones, muchas contrarias entre sí. Así que iré por partes. En primer lugar, y para dejar esto en claro, no odio a la autora. Tengo mucho respeto por Cielo, no cualquiera se anima a contar una historia tan personal y tan compleja y ponerla a la vista de todos; y eso tiene mérito. Y se que la hizo, con la intención de sanarse a sí misma y de poder ayudar a otros en esa situación (relaciones tóxicas, TCAs, autolesión, etc). Pero, lo dije mas arriba, mi problema no es con la intención… el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. Es con el resultado, y principalmente, el marketing. Y eso siento que es algo que escapa (en parte) a Cielo… o al menos es más grande que ella o escapa a su responsabilidad.
Y también tengo que romper una lanza a favor de esto, los libros no causan enfermedades. La producciones a secas no son las responsables, lo he dicho también en el pasado. Pero hasta ahí llega mi defensa, porque puedo (y voy) a atacar el contenido de la historia, algo que no me gusta, pues es una maldita autobiografía, y va a ser difícil que el ataque al personaje construido en la obra no sea un ataque a la autora. Así que voy a aprovechar uno de los recursos de la misma obra a mi favor: los nicks que la autora usa a lo largo de la obra. Porque si, detesto a “Lágrima”, y tengo una empatía enorme con “Clara14”.
La obra nos muestra a una Cielo joven, inexperta y vulnerable en Clara 14, su nick en las salas de chat en los 90’. Conoce a su maldición en Alejo, un sujeto que se aprovechará de ella en su adolescencia y con el que tendrá una relación horrible, tóxica, negativa y será causa de todas las desgracias que la protagonista está a punto de sufrir. Si el objetivo de la autora es que odiara a Alejo lo logró en diez palabras; el problema es que si odio al antagonista, no me importa. Y la protagonista está empecinada en importarle al personaje que no me importa, así que leí cada capítulo de la relación “bella” con un rostro inerte y la sensación constante de que todo lo que estaba pasando estaba mal. Y eso que aun no llego a la parte “fea”. Y en este tiempo la protagonista tampoco hace mucho por ganarse mi simpatía
Los años pasan, ella entra a la universidad, y la relación no hace más que empeorar. Y los comportamientos autodestructivos que se empiezan a introducir en su secundaria, se multiplican en demasía. empezando entonces los trastornos de conducta alimenticia (otra vez en formato “how to” cómo critique en 13 RW), la autolesión, y el discurso insistente que lo hace por Alejo… porque así lo sentía Clara14. Y lo oscuro y triste seguirá apareciendo en la historia sin adulterar, mientras el descenso a la locura y a la cercanía a la muerte aparece más y más en la historia. Todo esto se complica aún más cuando aparece Lágrima.
Pronto Cielo cambiará de a.k.a. y pasará a ser Lágrima, una activista pro ANA-MIA (como se le llama a la anorexia y a la bulimia) y el antagonista de su propia vida. Y el personaje que más odio de todo lo que he leído en literatura argentina. Porque siento que aquí es cuando la novela me perdio, y donde mis anotaciones se comenzaron a hacer con tinta roja. Porque ya no contaba la realidad autodestructiva de una persona sola, ya comentaba sobre lo crudo de la realidad sobre estos sitios y comentaba su parte como colaboradora y creadora de ellos. Y a pesar de la introducción de datos escalofriantes sobre la realidad de los TCAs, no había un solo ápice de autocrítica a Lágrima.
Lagrima no es redimible. Es solo caos y autodestrucción, tan solo existiendo para llamar la atención de un Alejo que a pesar de ser irredimible, termina hasta preocupado por la persona detrás del alias… pronto nos daremos cuenta que es por su propio interés. Lagrima es detestable, alejando a toda persona preocupada por ella, incluso a periodistas extranjeros preocupados por su trayectoria. Hostil, directa, cruda e increíblemente infantil en su razonamiento, y maravillosamente errada en su mentalidad. Su caida en picado culminara con un intento de suicidio sin exito y una recaida a la autolesion en internacion; antes de que Cielo (la autora) retome las riendas del libro para darte clausura: poniendo una curita en una herida en una vena cava de una historia rota sobre una persona rota. Una historia que deja un poco roto al lector una vez la terminas.
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Retome este texto casi un año después de escribirlo por primera vez, porque el primer draft era demasiado hater contra una piba que… creo que tenía buenas intenciones. No siento que el libro haya nacido con mala leche, no creo que Cielo supiera el éxito que sería su descargo de vida, pero hay un problema. Yo también tengo una docena de textos que hablan sobre mis comportamientos destructivos, de odios eternos, de guerras sin cuartel declaradas; pero están bajo llave. Yo no lo publico, y a lo sumo, lo reescribo hasta la muerte para destilar el odio hasta hacer algo bello. O lo dejo ahí.
Con el tiempo he notado que mi problema con Abzurdah no es con la obra en particular, independientemente que ya comente que no resonó nunca conmigo y que el personaje protagonista nunca me llego, siendo siempre más antagonista de la vida de los demás qué protagonista de su propia vida. Es con la difusión de esa obra. Es con el tagline que imprimió Planeta en la tapa que pone la perturbadora historia de un adolescente, es con la adaptación filmográfica desastrosa que hace parecer que era una simple historia de amor tóxico, es con la autora en sus conferencias de prensa recomendando este libro a adolescentes, es con la disonancia narrativa en el texto entre las estadísticas reales de la gravedad de los TCAs que parecen puestas a presión de algún agente literario y con el relato en primera persona que parece casi apologético en ocasiones.
Abzurdah es el relato de una lucha interna, e incluso la autora reconoció no estar recuperada del todo cuando lo publicó. Un relato triste, con un final esperanzador cauteloso, y que estoy feliz de que sea un final feliz en la vida real para Cielo Laitini. Un relato que ha admitido haber escrito para sanar, y que estoy contento que haya servido de manera catártica. Mi problema es que cuando a tu catarsis la firmas con la editorial más importante en literatura adolescente y le pones un precio de admisión, ya no es catarsis. Y si bien soy el primero en aplaudir cuando alguien puede hacer arte de su dolor, esto se siente casi como monetización del sufrimiento y lo siento incorrecto.
Leí este libro con 22 años, lo comento con 23. Mis compañeras de secundaria lo leyeron con 15 o 16 años; porque fue estudiado como el mercado para este tipo de pseudo-ficción o semi-documental. Se pusieron en la fila para ver la película con la China Suarez de la obra. Y la autora aprobó ese guión (está acreditada como co-escritora); y la autora aprobó una carátula con una modelo simulando provocarse el vómito, y luego, la portada variante, con un sacapuntas ensangrentado. Y respecto a esas decisiones, es que tengo un problema.
Cielo era comunicadora cuando lo publico. Sabía la responsabilidad que tenía como tal, y aun así, difundió un libro que si bien es bello en su confusa narrativa, y triste en su historia, es peligroso. E, independientemente de sus intenciones cuando lo escribió, cuando lo editó, y cuando lo publicó… el resultado es disonante. Y cuando el libro aclara en su prólogo “no ser para nadie” y luego tengo que pagar un valor elevado para tenerlo, hay otra disonancia.
Pero donde hay mayor disonancia es en mi pensamiento sobre el libro. Porque no me disgusto. No odio el libro, en un vacío es hasta interesante, pero no está en ese vacío. Abzurdah es parte de la conciencia colectiva, es lo primero en lo que muchos pensamos al hablar de TCAs, y como es iniciador de discursos, es generador de estereotipos horribles. El libro, como elemento cultural y político es desastroso. Pero, hay un silver lining en esto.
Este libro no lo recomiendo a nadie, pero estoy dispuesto a hablar de él. Y si el objetivo de Cielo, a pesar de todo, era que se hablase del tema, ese crédito es de ella. Es lo único que estoy dispuesto a cederle.-