Presentación Antología Bitácoras Universitarias

Publicado por Abdullah
ISBN: 978-987-48875-8-0

Presencia del Libro:

Cobertura en Medios de Comunicacion:


Presentación «Con Firma de Escritores»

Participacion en la 13va Feria de la Cultura Popular y el Libro

Publicado por Abdulah
ISBN: 978-987-48113-8-7

Libro Disponible en: https://bit.ly/con-firma-de-escritores-ebook

Presencia del Libro:

Sí preguntan qué es la literatura para mí diría que no es nada importante, tan solo me salvo la vida… en muchos aspectos. La literatura es para mí como dice Sacheri que te ayuda a dormir, si, es lo que hace que pueda dormir por las noches es lo que me ha hecho poder poner en palabras muchas realidades que me tocó vivir muchas realidades que me tocó vivir a través de otras personas, es algo que lo he vuelto mi cable a tierra en cada evento, cada oportunidad que tengo y agradezco a la vida la posibilidad de poder escribir y pueden hacerlo de ese modo yo lo que escribí en este texto es más un poco de mi lucha interna con la literatura juego, en un texto juego con una prosa rimada porque soy malísimo escribiendo versos entonces juego con prosa rimada para hablar sobre eso y presentarme; soy malísimo describiéndome así que hago exactamente eso también digo que odio a las repeticiones y a los hipócritas, y como odio a las repeticiones y a los hipócritas y soy ambos juego con «Mi Problema con la Literatura» a jugar con un lector empedernido que odia los recursos literarios y al mismo tiempo los utiliza en su vida cotidiana y juego con «Juventud» y con «no me gusta, pero bueno» con lo que he escrito, juego a contar historias porque hipócritas si algo siempre digo, y esto lo creo firmemente  dedique el comienzo de mi carrera como escritor a escribir algo, y dedicare el resto del tiempo, por más que tenga ganas de seguir publicando, a que otros publiquen. Yo soy un fiel creyente que todos tenemos una historia para contar. Cada uno de los que están acá, cada uno de nosotros tanto los que estamos acá adelante, como los que están acá presentes. Y hay historias a las que yo les puedo hacer justicia y seguir y hay historias a las que nunca les voy a poder hacer justicia y nunca voy a poder contar porque no son mías. También es verdad que cuando uno cuente una historia en un libro ya no le pertenece a él. Ya no es de uno, ya es de otros es de todos lo que lo lean y eso también tiene de bello la literatura de muchas veces de poder cerrar de poder abrir al mismo tiempo; de poder curarse de poder hacer terapia como decía Graciela, de poder sentirse que no está solo como decía Guadalupe, y al mismo tiempo de sentirse acompañado por otros que hacen lo mismo, de sentirse libre de algunas cargas. Pero también abre puertas a conocer y conseguir historias increíbles y a conocer personas excelentes como todos mis compañeros en esta antología que son personas excelentes que honestamente me siento halagado y siento que tengo la vara muy alta al estar ocupando un espacio al lado de semejantes personas. Y si algo quiero hacer y algo quiero que se lleven de esto es esto impulsarlos a que creen, impulsarlos a que encuentren su espacio, quizás no en la literatura, quizás no en la pintura, quizás no en el dibujo, como todos mis compañeros pero si en el arte, si en la creatividad, si en sus valores potenciales… aprovéchenlos y explótenlos porque nadie lo va a hacer [por ustedes], primero pero segundo, porque ustedes todo lo que ustedes creen va a valer la pena hay gente que está dispuesta a escucharlos estamos con ganas de escuchar nuevas historias, de escuchar nuevas voces y escuchar las voces que muchas veces no se escuchan, la literatura siempre les abre las puertas así que… muchas gracias por el espacio, como digo siempre, muchas gracias por permitirme Luis, permitirme Felipe, permitirme a cada uno de ustedes escritores formar parte de esta antología y que disfruten de esta juventud que yo considero que no depende de la edad sino del tiempo en el que estamos y disfrutemos de la juventud, de la juventud de la que habla esta historia y disfruten también de la escritura de este texto y de todos lo que hacemos.

Muchas Gracias.

“Hora de contar nuestras historias”

para OAJNU San Juan

por M. German Rodriguez R.

edición de Anita Pereyra

Hace tiempo que la definición de qué es “ser escritor”, está en crisis. El escritor como el contador de historias que está en su oficina llena de libros y se sienta detrás de una máquina de escribir, está en extinción. La mayoría de escritores que he conocido, incluso los exitosos, están muy lejos de aquella definición del estereotipo de escritor bohemio y taciturno; la mayoría ni siquiera resaltan entre los compradores de una feria del libro local, al nivel que podés estar comprando el libro de manos del autor sin siquiera notarlo. Contrario a lo que puede parecer, no creo que se trate de algo malo. En realidad, en mi opinión, la definición de escritor está más cerca de ser verdad que nunca; no debemos olvidar que escritor es definido como “persona que escribe”. 

Nunca en la historia ha estado tan cercana la posibilidad de cualquier persona de distribuir sus obras. Incluso para aquellos grupos que eternamente han estado del otro lado, no teniendo la posibilidad de distribuir sus ideas. Nunca había sido tan fácil “ser escritor”, en el sentido más purista de la palabra. Pero ¿acaso eso es ser escritor? ¿Ser escritor es tener una foto y una corta biografía en la contraportada de un libro? ¿O ser escritor es más que eso, y es poner en palabras una producción de ficción o de realidad por la necesidad imperante de contar una historia?

¿Acaso no todos tenemos una relato para contar? Una anécdota, un evento, un pedacito de nuestra vida o la de otro. Una idea loca que se nos ocurre en un momento de introspección, la reflexión que nos produjo una producción que vimos. Una opinión emitida en 140/280 caracteres que lleva implícita horas de debate. A diario escribimos, a diario somos escritores, y es cuestión de una decisión, un paso, admitirlo y reconocerlo ante un espejo. Soy escritor.

Todos los escritores, los que nos definimos con esa palabra, tenemos un momento. Un evento en particular, que nos hace cruzar la línea, reconocer nuestro trabajo, soltar el libro y tomar la pluma. Todos los escritores tenemos un impulso de firmar alguno de nuestros trabajos y decir “esto es mío, esto lo hice yo”. Todos los escritores, tienen una suerte de aura, energía, brillo en los ojos, lo que sea, de las historias que aún quedan por contar. Esa misma aura la veo a menudo, en escritores que no se definen con esa palabra, quizás porque no han tenido el tiempo o las ganas de sentarse a relatar su historia. ¿Acaso son  escritores esas personas? Yo creo que si. Ser escritor es solo cuestión de una decisión.

A menudo he escuchado la frase “ahora cualquiera saca un libro” con un claro tono despectivo, y no sé por qué tenemos esta perspectiva. Aún en una época como esta, en la que se ha digitalizado tanto el contenido y son menos llamativas aquellas producciones que requieren de nosotros más tiempo, la lectura sigue siendo un pasatiempo masivo en todos sus formatos. Sea leer una historia corta en Wattpad en el colectivo, sea la opción más tradicional de un banco y un libro físico, sea a través de audiolibros, o sea consumir nuevos tipos de literatura como los los formatos de textos para redes sociales: hilos de twitter, la poesía gráfica en instagram, producciones transmedia. Hoy existen cientos de maneras de acceder a la literatura, y un grupo grande de personas que disfrutan de ella.

Al mismo tiempo, eso ha producido una posibilidad increíble para todos aquellos aspirantes a escritores, brindando plataformas masivas en las que cada uno puede escribir sus ficciones, en lo que el consumidor apoya y da feedback al escritor para su historia mientras se escribe; y en la que realmente cualquiera, con un poco de suerte y habilidad, puede llegar a ser publicado por grandes compañías. Incluso, para aquellos que no les interesa eso, genera miles de pequeños emprendimientos, que publican y distribuyen sus obras a nivel local, o incluso, autores que publican y distribuyen sus propias obras.

Aquellos que tomamos la decisión de reconocernos con la palabra “escritor”, tenemos una misión muy importante para con los escritores no declarados: ayudarlos a que den ese paso y tomen la decisión. Reconociéndonos el esfuerzo de nuestro trabajo, y dándonos recomendaciones, críticas, y feedback; impulsándonos a encontrar nuestro propio estilo y lugar en un amplio mar de posibilidades. Motivándonos a escribir las historias que cada uno de nosotros tiene para contar, porque no hay nada que dé más satisfacción que darles voces a aquellos que han tenido mucho tiempo las suyas silenciadas. Cada uno de nosotros conoce cientos de historias, muchas que no nos sentimos dignos de contar… ahí es cuando el escritor activista llega a “facilitar” historias.

Y si sos uno de esos que tiene una historia para contar, ¡tenés que hacerlo!. Encontrar la motivación, una charla, un evento, una convocatoria, un concurso, una necesidad imperiosa de escribir algo para conciliar el sueño. Tomar una libreta, una cuenta en Wattpad, un archivo de texto y comenzar a escribir. Dejar fluir las ideas y palabras que surjan de tu imaginación, de ese mundo que tenemos, y convertirlas en una ficción, con gusto a realidad.  Las personas que amamos las letras, escritores, lectores; autores grandes y pequeños, no somos muy distintos los unos de los otros, solo un puñado de locos que desean contar una historia. Algunos han tomado la decisión de reconocerse tales, y otros no lo harán nunca, pero el trece de junio sigue siendo su día, el tag de “autor” en sus redes sociales le pertenece y la posibilidad de poder reconocerse como persona que escribe, es suya. Es hora de que cada uno comparta con el mundo la historia que tiene para contarnos.

Citando a Clarice Lispector “Todo el mundo que aprendió a leer y a escribir tiene ganas de escribir.(…) La vida de cada persona es pasible de un ahondamiento doloroso y la vida de cada persona es “increíble”. ¿Que deben hacer esas personas? Lo que hace Ángela: escribir sin ningún compromiso. A veces escribir una sola línea basta para salvar el propio corazón.”

a través de “Hora de contar nuestras historias» – OAJNU San Juan